Algunos abusan o enfatizan exageradamente la verdad del Espíritu, al extremo de que las otras doctrinas son ignoradas o vistas a la luz de un énfasis equivocado. En vez de tener a Cristo como el centro de la iglesia, ese lugar lo ocupa el Espíritu Santo. Otros, igualmente sinceros, que quieren guardarse contra los extremos del hiper-emocionalismo, han separado la doctrina de la Tercera Persona de la Trinidad de tal manera que raramente
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